6 de enero de 2014

¿Por qué me llamo Julián Conrado?

- En la entrevista realizada por Aporrea TVI en el mes de Julio de 2013, Julián Conrado habla del médico amigo Julián Darío Conrado David [min 22:36] que fue asesinado por el terrorismo de estado colombiano el 23 de octubre de 1983 -

Por Julián Conrado.

Una tarde de 1982, en Cartagena de Indias, durante un ensayo del grupo musical dirigido por Mariano Pérez, del cual era yo su vocalista, se presentó un joven de agradable trato; nos dijo ser estudiante de medicina de la Universidad de Cartagena, que también era compositor y quería que le escucháramos algunas de sus canciones, pues estaba interesado en que incluyéramos, así fuera una, en el repertorio de nuestra próxima grabación. El joven dijo llamarse Julián Conrado David.

Para esa época Mariano y yo habíamos grabado para la casa disquera “Codiscos” un L.P. titulado “El Nuevo Rey Sabanero”, que tuvo amplia difusión y acogida por el público, especialmente, de la costa norte colombiana donde, para ese entonces, se escuchaba más la música de acordeón. Así que muchos de los nuevos compositores nos buscaban para que interpretáramos sus canciones. Total es que luego del ensayo, mientras nos refrescábamos tomándonos unas cervezas bien frías, Julián tomó la guitarra y se echó a cantar:

“Yo sentí en mi corazón
Un intenso palpitar
Y al no comprender la razón
Hasta me llegué a asustar.
Como no le encontraba explicación
A esto que me estaba pasando a mi
Por poquito voy a donde el doctor
Porque pensaba que me iba a morir…”

Julián fue aplaudido con alborozo por el grupo de parranderos entre los que alcanzo a recordar a los beisbolistas Bartolo Gaviria, Abel Leal y Rafael Miranda, a los locutores Pedro Pérez Barrios, Oswaldo Jiménez, Mike Viloria y Miguel Lara, los folcloristas Devaloy Acuña y Feliz Megía, los músicos Adelcio Medina, Enrique Bosa, Rafa Estapanía, Julio Rocar, Ramón Pescao y Pacho Pérez, entre otros; además de los vecinos que habitualmente se congregaban para observar los ensayos. Los aplausos significaban que la canción quedaba aprobada para ser incluida en el nuevo repertorio. Julián festejó con risa franca y alegre y aquél lugar se sintió iluminar con su extraordinaria energía amorosa.
A partir de entonces nació mi amistad con Julián Conrado, amistad que creció más cuando descubrimos que los dos teníamos el mismo ideal de libertad, de justicia, de igualdad social, de paz; aunque manifestó no militar en ninguna organización política. Yo si venía de militar con mi canto de rebeldía revolucionaria en el Partido Comunista Marxista-Leninista, el Partido Socialista de los Trabajadores, en el Frente Democrático, en la Unión Nacional de Oposición; y militaba entonces en la Juventud Comunista. Soñaba, como Gaitán y el Padre Camilo, con la unidad del pueblo y sus organizaciones para conquistar la paz con justicia social.

Mis encuentros con Julián continuaron en la sede de los ensayos, que era el taller de arreglo de acordeones de Mariano: Musicosta. Hablábamos de canciones, parrandas, amores y, por supuesto, de la terrible situación de hambre y miseria que sufría (y aún sufre) la inmensa mayoría del pueblo, así como de los métodos violentos que empleaba el régimen para reprimir la inconformidad.

En 1983 Julián partió al municipio de San Carlos, departamento de Antioquia, donde debía realizar el año rural como médico. Pronto se ganó el cariño de los pobladores de la región que atendía en el puesto de salud, especialmente de los más pobres, a quienes no le cobraba nunca la consulta y más bien les daba dinero de su propio bolsillo para que pudieran comprar las medicinas que les recetaba.

Fue esa hermosa virtud de servicio desinteresado a los empobrecidos la causa fundamental para que Julián fuera considerado, por la inteligencia militar del Estado, un peligroso enemigo del régimen que lo declaró objetivo militar. Ese mismo año fue cobardemente asesinado por sicarios que, luego de consumado el crimen y al verse perseguidos por pobladores indignados, se refugiaron en el cuartel de Policía, algo muy común en Colombia…

El pueblo de San Carlos, con el cadáver ensangrentado de su amado Julián a hombros, marchó envuelto en la más profunda tristeza por las calles de la población y, enardecido, exigió justicia; pero que va, esta manifestación también fue reprimida brutalmente por el Ejército y la Policía.

En Cartagena el movimiento estudiantil también realizó manifestaciones denunciando el crimen y pidiendo justicia.
La respuesta fue la misma: represión violenta.
Yo, en homenaje a mi gran amigo, compuse la canción semilla de libertad:

Ahora le voy a cantar a ese amigo tan querido
A ese que un sicario a tiros por la espalda asesinó
Y que allí donde calló su sonrisa ha florecido
Y como el Che y como Camilo su figura agigantó
Es que cuando los hombres son, hombres verdaderamente
Ni se mueren ni se entierran, se siembran para perdurar
Y es por eso que Julián, ¡presente, presente, presente!
Siempre vivirá en mi mente, convidándome a luchar

CORO:
Julián Conrado no está enterrado
Julián Conrado no se ha olvidado
Julián Conrado está sembrado
Como semilla de libertad.

Flores de la juventud de este pueblo colombiano
Por vientos huracanados cuantas vemos destrozar
Pero ya se va a acabar infierno tan inhumano
Y viviremos como hermanos como lo soñó Julián.
Bandera de revolución será su eterna alegría
Y con la brisa de los días la vamos a ver flamear
Si más sangre hay que derramar pa’que la obra sea construida
Pues más sangre será vertida el pueblo no la va a negar
 CORO
- Canción homenaje al médico Julián Darío Conrado David -

El terrorismo de Estado siguió cobrando cada vez más y más víctimas: persecuciones, detenciones, torturas, desapariciones, asesinatos selectivos, masacres, etc. Reclamar nuestros derechos como pueblo, pacíficamente, en el marco de la legalidad, era un suicidio.
A mí, luego de sufrir cárcel, torturas, atentados, y ver caer asesinados a uno y otro, y otro y otro camarada, amigo y amiga, no me quedó otro camino que el de las montañas guerrilleras. Era la única forma de vivir con dignidad, sin callar las verdades de mi canto que son las verdades de mi pueblo. Es cuando tomo el nombre de Julián Conrado David, no para ocultar mi verdadera identidad, sino para rendirle honores hasta el último verso de mi vida a ese gran amigo mío, de tan hermosa calidad humana.

¡Amando Venceremos!
Julián Conrado
_______________________________


Julián Darío Conrado David. Un ejemplo de dignidad. Asesinado en Octubre de 1993.

Por: Carlos Olaya.

- Julián Darío Conrado David -

Graduado en la Facultad de Medicina de la Universidad de Cartagena se dirigió a la ciudad de Medellín a realizar el internado en el Hospital San Vicente de Paul. Un año después, a solicitud del director de este hospital se fue hacia el municipio de San Carlos, Antioquia, a realizar el año rural. Durante su estadía allí se integró a los círculos que impulsaban el movimiento cívico; agrupación de ciudadanos que reclamaban por la afectación con la construcción de las hidroeléctricas. 

Este movimiento estaba articulado a la Coordinadora Regional de movimientos Pro-Defensa de los Usuarios de la Energía.   
Julián Conrado, además, era compositor y cantante de música vallenata; de ahí su participación destacada en el Festival de la Canción, efectuado anualmente en San Carlos. También impulsó el deporte, liderando la organización de carreras de ciclismo y campeonatos de fútbol y baloncesto.
Concluido el tiempo de servicio en el hospital local instaló su propio consultorio. Desde allí atendía con esmero a los campesinos y, en general, a los menos favorecidos. Por su carisma, su liderazgo social y su desempeño como médico se hizo merecedor de un alto aprecio de los habitantes, tanto de San Carlos, como de la región oriental del departamento de Antioquia.

La animadversión de algunos integrantes del concejo y funcionarios de la administración municipal y miembros de la gobernación de Antioquia, contra la Junta Cívica, desencadenada por el reconocimiento social que este grupo había tomado, sumado a las criticas que se generalizaron por la corrupción rampante en la disposición del presupuesto municipal, desembocó en la criminalización de la protesta social y en el vil asesinato del médico Julián Conrado.

El crimen fue promovido por aquellos individuos aferrados al poder, acostumbrados a obtener prebendas con el manejo de los recursos públicos, incapaces de modificar sus costumbres clientelistas que permitieran desarrollar propuestas que dieran respuesta a los requerimientos de la comunidad. Esto los llevó a que se confabularan con los grupos paramilitares que se formaron en el Magdalena Medio, área limítrofe a San Carlos. A través de estos se asoló la región durante los años ochenta, fenómeno que se extendió por todo el país durante las décadas subsiguientes.
Los grupos paramilitares se consolidaron con el apoyo de altas esferas del Estado, que colocaron en su mira todo aquel que se atrevía a cuestionar los malos manejos político-administrativos, bajo el estigma de que hacían parte de los grupos subversivos. La conjugación de esa alianza siniestra llevó al asesinato de Julián Conrado y del conjunto de  miembros del movimiento cívico de San Carlos y el oriente de Antioquia.
Julián Conrado fue asesinado al mediodía del domingo 23 de octubre de 1983. La comunidad rápidamente se dio cuenta de que la autoría intelectual del homicidio provenía del grupo de ultraderecha que controlaba la alcaldía, y que el inspector de policía fue el organizador del acto criminal; en tanto que la policía se ocultó mientras se perpetraba el crimen. A pesar de todas esas evidencias, este hecho aún se mantiene en total impunidad.
La tarde de ese aciago domingo la población entera se congregó en torno a la casa donde era velado Julián Conrado. A la media noche la gente desahogó la ira, tras recorrer con el féretro por las calles alrededor del parque central del municipio y después de que varios vehículos partieron hacia Medellín para trasladar el cadáver a la ciudad de Cartagena, donde residía su familia. En el momento en que los vehículos partieron, una multitud se abalanzó en masa contra las instalaciones de la alcaldía y el concejo municipal; rápidamente, grupos de manifestantes encolerizados tumbaron las puertas e ingresaron a las oficinas, destrozando sillas y escritorios, lanzando a la calle, por las ventanas, desde el segundo piso, máquinas de escribir, carpetas y documentos a los que les prendieron fuego. Después, incendiaron los juzgados y quemaron todos los expedientes que se encontraban allí.   
Nunca hizo parte de algún grupo armado. Un paisano suyo, también compositor de música vallenata, tras vincularse al grupo guerrillero de las FARC, asumió su nombre, tal como puede verse en www.alzadoencanto.wordpress.com/2012/09/14/por-que-me-llamo-julian-conrado-video/ Allí Guillermo Ernesto Torres Cueter explica las circunstancias que lo llevaron a incorporarse a ese grupo guerrillero y adoptar el nombre del médico cantautor inmolado. 
Reseña biográfica elaborada por Carlos Hernando Olaya R. Historiador, Universidad de Antioquia. Autor del libro: Nunca más contra nadie, ciclos de violencia en la historia de San Carlos, un pueblo devastado por la guerra. Medellín. Cuervo Editores. 2012. 397p. 

Tomado de www.kavilando.org

1 comentarios:

  1. Hoy este médico, sería un líder de talla nacional, de los que llegan a liderar para avanzar y construir y no a robar y depredar.

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Liberado Julián Conrado

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¿Quién es Julián Conrado?

Contexto acerca de quién es Julián Conrado y su situación actual en Venezuela:

Julián Conrado es un cantor del pueblo que sufrió la tortura y la cárcel siendo muy joven, ya que el régimen colombiano desde ese entonces intenta callar su canto libertario. Julián vio asesinar a sus compañeros a manos de las fuerzas policiales y paramilitares en su Turbaco natal; y fue empujado por la descarnada persecución del régimen colombiano que ingresó en la insurgencia, como una forma de seguir con vida y cantando por la justicia social. Las canciones de Conrado son testimonios históricos y culturales de un valor incalculable... por eso el régimen colombiano lo quiere acallar.

El cantor Julián Conrado, sobreviviente a varios bombardeos, fue apresado cuando buscaba ayuda médica: fue detenido el 31 de mayo 2011 por fuerzas represivas combinadas de Colombia y Venezuela en territorio venezolano. El gobierno colombiano lo persigue con saña porque Julián Conrado con sus canciones lleva un mensaje de justicia social a un pueblo empobrecido, saqueado y agredido por el terrorismo de estado que utiliza su herramienta paramilitar y tiene todo el apoyo de EEUU. Las autoridades colombianas pretenden obtener otra entrega ilegal de un perseguido político por parte de Venezuela; pero los hombres y mujeres con ética de Venezuela y del mundo piden ASILO para el Cantor. El DIH impide entregarlo a Colombia y ampara el ASILO para el perseguido político, quién además está enfermo. Un hombre viejo, apresado cuando buscaba ayuda médica, no puede ser entregado a sus persecutores, por respeto al DIH y a la ética. En las cárceles colombianas fallecen con inusitada frecuencia los presos políticos por tortura y por tortura de negación de asistencia médica.

La Convención de Ginebra y la Convención Contra la Tortura impiden entregarlo a Colombia. Se pide que las autoridades venezolanas respeten el DIH y la ética bolivariana y no entreguen al cantor Julián Conrado a una tortura segura. En las cárceles colombianas son empujados a la muerte los presos políticos, que son la abrumadora cantidad de 9.500, en lo que evidencia el carácter represivo del Estado colombiano, uno de los regímenes más represivos del mundo.

El pueblo colombiano sufre Terrorismo de Estado y necesita que sus hermanos latinoamericanos se solidaricen. Que al menos sean respetados los perseguidos políticos y los gobiernos regionales no entren a colaborar en la cacería humana con EEUU y el régimen Santos.

Recordar que el caso de Julián Conrado se inscribe en unas políticas de colaboracionismo militar, que contravienen incluso la Constitución Bolivariana de Venezuela y el DIH: varios perseguidos políticos heridos y enfermos han sido entregados por Venezuela al régimen colombiano en total violación al DIH, incluso está el caso de guerrilleros retirados por graves enfermedades y de un civil: el periodista Joaquín Pérez Becerra entregado en abril del 2011, negándole el debido derecho a defensa y violando todo el DIH.

Varias voces de Venezuela y el mundo, organizaciones y defensores de DDHH, alzan sus voces por el respeto al DIH y que cesen las entregas de perseguidos políticos a un estado sobre el que pesan múltiples denuncias por torturas y homicidios en régimen carcelario, como es el caso del estado colombiano. De la Venezuela Bolivariana que los revolucionarios del mundo apoyamos, se espera el abrazo en humanidad e internacionalismo al cantor del pueblo colombiano.

Canción: Miradas de mi pueblo

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